Quiero lanzarme al mundo, arrojarme de un puente y flotar sobre el mar. Sentir que el viento me acaricia la cara. Quiero decirte adiós con una sola lágrima como símbolo de la esperanza de volverte a encontrar en algún tiempo y algún lugar. Quiero soltar las riendas de esta vida que me ata y me da felicidad con cuentagotas. ¿Quién quiere felicidad con cuentagotas? Yo quiero todo o nada, sin rodeos. Quiero que el mundo se despierte y salga a bailar por las calles, que las calles sean olas de gente, una gran murga invadida de colores y ruidos armónicos. Quiero esas olas, que las olas me lleven como el viento en la cara a lugares desconocidos al menos por un segundo. Quiero que me despidas con entereza, que me veas partir como el marinero deja su hogar para ver faros, costas y puertos sin melancolía. Quiero librarme de este injusto descontento que repliega mi corazón hasta consumirlo. Quiero que alguien me entienda, que surta efecto mi discurso, que no me tilden de rara, loca o especial. Quiero que el cielo amanezca soleado cada día, cada día tener la certeza de que voy a llegar a ser.
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