martes, 26 de noviembre de 2013

Magnetismo

Distanciándose como imanes que se repelen en cámara lenta,  uno de los dos dice esa última palabra, que nunca es chau ni adiós, porque saben que siempre habrá algún otro encuentro inesperado. Y es inexplicablemente tormentoso nunca poder recordar la boca que pronuncia el último signo de esa sintonía de frases que se disparan para evitar indecorosos silencios y dicen mucho de lo que callan, esa boca que intenta escapar de las miradas que alguna vez encendieron fuegos inextinguibles. Y en cada encuentro casual, aunque no quedan ni las cenizas del recuerdo, el aire huele más a deseo que a pura coincidencia.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El viejo y el mar --- Ernest Hemingway

"...Sentía compasión por las aves; siempre volando y buscando, y casi nunca encontraban, y pensó: ´Las aves llevan una vida más dura que nosotros, salvo las de rapiña y las grandes y fuertes. ¿Por qué habrán hecho pájaros tan delicados y tan finos como esas golondrinas de mar, cuando el océano es capaz de tanta crueldad? La mar es dulce y hermosa. Pero puede ser cruel, y se encoleriza muy súbitamente, y esos pájaros que vuelan picando y cazando, con sus tristes vocecillas, son demasiado delicados para la mar'.
     Decía siempre la mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren. A veces los que la quieren hablan mal de ella, pero lo hacen siempre como si fuera una mujer. Algunos de los pescadores más jóvenes, los que usaban boyas y flotadores para sus sedales y tenían botes de motor comprados cuando los hígados de tiburón se cotizaban alto, empleaban el artículo masculino, le llamaban el mar. Hablaban del mar como de un contendiente o un lugar, o un enemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al género femenino y como algo que concedía o negaba grandes favores, y si hacía cosas perversas y terribles era porque no podía remediarlo. La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer...".

Foto: Rocío Troyón

"...Imagínate que cada día tuviera uno que tratar de matar a la luna -pensó-. La luna se escapa. Pero, imagínate que tuviera uno que tratar diariamente de matar al sol. Nacimos con suerte...".