sábado, 30 de octubre de 2010

Dolor --- Alfonsina Storni





Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;

que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar

con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;

ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;

pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:

y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

FOTO: ROCÍO TROYÓN.

viernes, 29 de octubre de 2010

Si siempre vos fuiste mi faro en la ciudad

Duda existencial I

Una ducha tibia me ayudó a comprender una de las posibles causas del agudo malestar que me aqueja en estos días raros: mi problema es la falta de comprensión sobre eso del modelo latinoamericano
 ¿Estamos hablando de Lula, Chávez o Evo Morales?




jueves, 28 de octubre de 2010

Hipoclorito sódico


Sobrevivir en esta selva no es tarea fácil como no fue fácil asumir que ese asunto sería sólo mi responsabilidad. Pero debí hacerlo, como todo en este desolado ecosistema repleto de verde y animales exóticos, obligada por una serpiente que me inyectó su veneno cuando dormía junto al árbol. Pero no supe que era venenosa hasta que empecé a sentir que se deshacía mi alma cuando caminaba hacía el río para enjuagarme la cara. Se deshacía lentamente como si cada gota incolora y con sabor a sal fuera hipoclorito sódico. Daba cinco pasos y el río se alejaba otros cinco, se hacía inalcanzable; mientras las lágrimas brotaban acompañadas por una respiración entrecortada. Entonces decidí detenerme y descansar, atribuyendo el aturdimiento a la noche de insomnio provocado tras la interrupción del animal rastrero. Me senté entre los cañaverales, tapé mis ojos con las manos llenas de tierra y su olor refrescante me perforó el pensamiento hasta dejar mi mente en blanco. Por un instante eterno, me olvidé de la víbora, del veneno, de mi alma y del río. En mi imaginación apareció esa imagen que me llevó a jugar el juego de la selva para olvidar, para olvidarte, para entender que sobrevivir acá no es tarea fácil como no fue fácil asumir que ese asunto sería sólo mi responsabilidad. Apareciste vos, alejándote como el río. Cada paso de mis pequeños pies era un paso de los tuyos, cada mirada implorando silencio era una palabra de tu boca que atravesaba mi memoria como un doloroso recuerdo, cada intento para alcanzarte con mis manos era tu cuerpo dándome la espalda sin razón. Apareciste vos, alejándote como el río mientras mi alma se deshacía con cada lágrima.

lunes, 25 de octubre de 2010

Amarte exageradamente


Amarte exageradamente,
con el alma y la mente
y sentir que, de repente,
no sobra darte la vida.

Porque es dolor exagerado
lo que sufre mi corazón
cuando siente, de repente,
que cercana es tu partida.

Y vuela libre la golondrina
como el viajero cuando anochece
y siente que, de repente,
la oscuridad es melancolía.

Así en silencio y sin prisa
espera mi corazón enamorado
cuando siente, de repente,
que es viajero o golondrina.

Porque amor que no espera
no persevera por impaciente,
vale menos, dice la gente,
es un amor de primavera.

domingo, 24 de octubre de 2010

Las 5 W


De pronto, ya no te vi. Desapareciste. Te hiciste invisible como las hojas del otoño que vuelan sin rumbo. Nunca más te cruzaste en mi camino. Llegó la primavera y tampoco regresaste. ¡Vaya a saber tu santo qué destino te deparó esta vida! Si pudiera volver el tiempo atrás diría que nada quedó por decir. Aunque es sabido que a mujer de palabras siempre le queda algún reproche en el tintero. Y a pesar de que los días pasan más felices que ayer, me gustaría saber cómo estás y entender lo que pasó ahora que no hay nosotros. ¿Qué fue de ese amor que sería eterno? ¿Dónde quedó el mundo que inventamos? ¿Cómo se deshicieron las promesas sin hechizos? ¿Cuándo se fue el encanto de aquellos besos? ¿Quién dijo que el dolor es amigo del olvido?


sábado, 23 de octubre de 2010

El cuento --- Jorge Romeira


El fútbol es un arte. Argentina es uno de esos pocos países, junto con Brasil e Inglaterra, sinónimo de fútbol. El fútbol enamora al hombre, el hombre enamora a la mujer, ¿la mujer es celosa del fútbol?, en fin, la mujer y el hombre pueden amarse y amar a este tercero por igual. ¿Habrá un setenta por ciento de seres humanos en este país que, hipnotizados, fin de semana tras fin de semana “sufren” y disfrutan con las desventuras y desamores que este deporte les ofrece?, seguramente. De lo que estamos seguros es que hay un porcentaje menor, lamentablemente, que sufre y disfruta de otro arte. Ese sector existe, hay muchos que creen, de corazón, que la Argentina al mundo no es solamente Diego Maradona, es su literatura. Sábato, Borges, Bioy, Cortázar, son nombres de “nenes” que atraviesan el cerebro de lectores en todo el mundo (o casi), grandes autores que no pueden faltar en aquella biblioteca que se digne de llamarse así. Y dentro de la Literatura Argentina hay un género que destaca por encima de todos. Un género fugaz, como un beso robado, mi género preferido: el cuento. No hay muchas literaturas occidentales como la nuestra que han dado tanta fuerza y destreza al relato corto, logrando muchos de ellos la maestría, algo que maravilla al lector y recela al aprendiz de escritor.

Jorge Romeira

viernes, 22 de octubre de 2010

Diálogo entre una paciente cabizbaja y un licenciado en Elogios‏




-Hola, vengo de parte del Dr. Subasu Autoestima, ¿es acá?
-Sí, sí, pase señora.
-Permiso. Usted es… Andrés…
-Andrés Catanzaro. Cuénteme, señora, ¿qué anda pasando?
-Bueno, es que… es que me salió un grano en la frente y hoy tengo una cita.
-Ah, bueno, ¿y cuál es el problema con el grano?
-¿No lo ve, hombre? Mire bien. Creo que se me está saliendo lo poco de cerebro que me queda por ahí.
-Bueno, sí sí, claro que lo veo. Pero señorita, ¿Me permite que la llame señorita?
-Sí, claro, doctor. Usted es el especialista. Haga lo que sea necesario para que se vaya este horrible forúnculo de mi frente. Me dijo el Dr. Loresuelvo Todo que usted es licenciado en Elogios, ¿No? Qué erudito debe ser…
-Sí, sí… licenciado en Elogios, doctorado en Massachusetts. El Dr. Todo es una eminencia, siempre se lo he dicho. Bueno, señorita ¿Me permite que le diga señorita, verdad?
-Sí. Además, si tengo una cita es porque no estoy casada, doctor.
-A mí me parece que el grano está bien ahí donde está. ¿No le han dicho en la calle lo bien que contrasta con lo profundo del negro de sus ojos?
-No, nadie me dijo nada…
-Yo creo que lleva usted el grano con una entereza propia de las reinas de otros tiempos.
-Ayyy.
-Bueno, permítame que se lo diga, señorita. Si me permite, claro, que le diga señorita.
-Me hace sonrojar, doctor. Pero a mí me parece que es bastante desagradable a la vista este grano. Quizás pueda recomendarme alguna crema. Una amiga me sugirió ponerme una curita.
-Cuando usted se sonroja, señorita, hace que el grano parezca un hermoso girasol en un campo de rosas rojas.
-Gracias, doctor. Entiendo que usted es el que sabe acá.
-No agradezca, señorita. La honestidad no es una virtud. Es una obligación. ¿Me permite llamarla, señorita?


FUENTE: De la Compañía Nórdica Titubeante de Idiotas y Genios Ocultos (C.O.N.T.I.G.O)

martes, 19 de octubre de 2010

Metonimia

Puentes, trenes y mares pueden ser metonimia de comunicación.
Poco a poco uno descubre que todas sus obsesiones son, en verdad,
una sola enmascarada.


domingo, 17 de octubre de 2010

Deslealtad peronista

El gran problema del hombre actual es que ya no se rige por aquel
certero precepto peronista:
"Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar".
 Y no hablo sólo de política.

sábado, 16 de octubre de 2010

Entre lobos y cuervos


Estaba sentada en la cabecera de una mesa larga y todos los lobos y cuervos junto a nosotros hacían chistes y reían al unísono. Y entonces, cuando terminaron de almorzar, comenzaron a devorarme la carne y los ojos se me saltaban y te pedía ayuda con gritos desgarrados, pero vos reís y poco a poco te ibas convirtiendo en uno más, en un lobo mitad cuervo. De pronto, aparecí refugiada en la oscuridad de mi habitación y las estrellas artificiales pegadas en mi techo anunciaban que todo había sido una pesadilla. Bastó un mal sueño para tomar la decisión más acertada de mi corta vida.


viernes, 15 de octubre de 2010

Espinas

Con el tiempo entendí que nunca me diste flores
porque sólo tenías espinas para ofrecer.


jueves, 14 de octubre de 2010

Cuestión de género


H: ¡De verdad, sé hacer magia!
M: ¿De verdad?
H: Sí
M: Bueno, a ver... teletransportame.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Diálogo entre Corazón y yo --- Las alegrías (III)



C: ¡Qué hermoso verte! ¿Qué te trae por acá?
Y: Es que vino a despedirse mi nueva pena y, como hacía mucho que no charlábamos y no me podía comunicar a tu celular, quería saber cómo estabas.
C: ¡Muy bien! Gracias por preocuparte. Mejor ahora que se fue esa cascarrabias. No te imaginás lo que era... una caprichosa. Venía y me empezaba a manipular: "Llorá o no te pago la renta", decía. Y así todo el día me tenía: "ahora llorá, reíte, llorá, llorá, llorá, abrazá a melancolía, llorá, llorá, evocá recuerdos tristes, llorá, reíte...". Ya me estaba enloqueciendo.
Y: Supuse que era rebuscada, pero no quise decirle nada para que no se lo tome como algo personal, por las dudas, no sea cosa que se instale de por vida acá.
C: ¡Muy bien hecho! Imaginate como era que se fueron todas las demás penas.
Y: Sí, me comentó...
C: Afortunadamente, ya están todos los lugares ocupados otra vez. No queda ni un recoveco; las alegrías colmaron todo.
Y: ¡Qué bueno!
C: Son excelentes huéspedes. Les gustan las fiestas, son enamoradizas y nunca discuten. Además, son muy responsables. Todas trajeron la documentación certificada.
Y: ¿Documentación?
C: Claro. Acá entran todos los sentimientos, pero tampoco soy un descocado. "Todo legal", como dicen (ríe). Únicamente entran las alegrías contagiosas y las penas nacidas en corazones cálidos.
Y: Ahhh...mirá vos. Entonces, ¿vos sos cálido?
C: Mmm... (sonrojándose) No quiero pecar de arrogancia, pero sí... herencia familiar.
Y: Es bueno saberlo. Uno siempre hereda algo bueno de la familia.
C: Así es.
Y: Bueno, ahora que ya sé que estás bien no te robo más tiempo.
C: ¡No hay problema! Mmm... en realidad sí lo hay, pero se resolverá. Hasta luego.
Y: ¿Por qué decís así? ¿Qué pasó?
C: Tampoco es tan grave, pero el tema es que a algunas alegrías además de las fiestas y el amor les gusta el alcohol y ya vino más de una neurona a quejarse por el alboroto. Incluso algunas se exceden y hasta llegan a causar llanto. ¡Cosa de no creer!
Y: ¡Uhhh! Sí, me pareció raro el otro día, pero no te quise molestar porque sabía que andabas ocupado con el check in. ¿Y si inventás alguna ley como esa que rige en la ciudad?
C: Si invento una ley al menos que se aplique bien ¿no? (ríe) Lo voy a pensar.
Y: Bueno, Corazón, pensalo y cualquier cosa en la que pueda ayudarte me avisás.
C: ¡Muchas gracias! ¡Qué estés bien!.
Y: ¿Es un deseo o una predicción?
C: Ambas.
Y: ¡Qué bueno! Nos vemos.
C: Hasta pronto.

martes, 12 de octubre de 2010

Diálogo entre mi nueva pena y yo --- La despedida (II)





Y: ¿Qué pasa? ¡Son las 4.30 de la madrugada!
P: Me voy.
Y: ¿Por qué? ¿Qué pasó?
P: (mostrando el folleto) Acá dice que este Corazón ofrece alojamiento para penas en cómodas cuotas de tristeza y desbordado en llanto, pero ya no es así...
Y: ¿No?
P: No. Durante los primeros meses el servicio fue de una excelencia inigualable, pero ya hace un tiempo las penas se empezaron a marchar y me fui quedando sola.
Y: Pero vos dijiste que no te interesaba andar haciendo amigos por la vida...
P: No, no me interesa, apenas compartí algunas charlas y una que otra partida de truco los domingos por la tarde, pero nada de andar haciendo amigos.
Y: Entonces, ¿por qué te querés ir?
P: Porque Corazón quiere estar ocupado y lo entiendo, es la lógica del mercado, pero con esa idea capitalista de obtener ganancias a cualquier costo empezó a ocupar las habitaciones con alegrías.
Y: Bueno, quizás estás exagerando, tal vez no es tan terrible. Corazón es así, le abre las puertas a todos los sentimientos, por eso en el pueblo lo quieren tanto.
P: A mí no me interesa cómo es Corazón, yo vine a ofrecer mi servicio a cambio de otro servicio. Y no sólo no se está cumpliendo, sino que tengo que soportar que las alegrías me anden coqueteando todo el tiempo. Lo más saludable para todos es que me busque otro lugar y se acabó el problema. Me dijeron que del otro lado de las vías, en el pueblo aledaño, viven algunos corazones melancólicos y colmados de penas como solía ser éste...
Y: Mmm... no sé...sí, puede ser, es probable que encuentres alguno.
P: ¡Perfecto! ¿Sabrías indicarme cómo llegar?
Y: Sí, pero... ¿Las penas son contagiosas?
P: Ehhh... ¿Y eso a qué viene?
Y: Vos contestame y yo te digo cómo ir.
P: ¡Siempre la misma preguntona! Sí, pero solamente algunas son contagiosas, las que nacen en corazones fríos.
Y: Ahhh...¿Y hay alguna forma de saber cómo es un corazón? Digamos, ¿yo puedo saber cómo es el mío u otro que me cruce en el camino?
P: Sí. Hay dos modos: o se lo preguntás, aunque apelando a la palabra del alma corrés el riesgo de que te mienta si tiene la intención de contagiarte su amargura; o, la forma que nunca falla, mirás al corazón a los ojos.
Y: (sonríe)
P: No te burles. ¡Es verdad!
Y: Sí, te creo. Me alivia saber que es así. Creo que hace poco descubrí un corazón que no contagia penas.
P: Bue... basta de cháchara. El equipaje pesa, me quiero ir y ya te estás poniendo cargosa. Todavía me acuerdo del día que llegué ¡Estabas insoportable!
Y: Bueno, che, tampoco me digas así. Si estás disconforme reclamale a Corazón, yo no tengo nada que ver, sólo me ocupé de imprimir el folleto.
P: Está bien. Decime cómo llegar a algún corazón acorde a mis expectativas y terminemos con esto.
Y: Es sencillo. (señalando la esquina a la derecha) Hacés tres cuadras por esta calle, doblás a la izquierda y en la que sigue a la derecha. Ahí salís a la avenida principal, le das todo derecho hasta Camino de los Corazones Descorazonados y por esa hacés unas 20 cuadras. Ahí te vas a chocar con la vía -tratá de que no te agarre la barrera porque tarda un siglo-, seguís derecho y a un par de cuadras vas a encontrar el centro del pueblo vecino.
P: ¿No hay un camino más directo?
Y: Mmm... sí, también podés ir por la Avenida de los Corazones Rotos, pero está llena de baches y lomos de burro, es un desastre. Dicen que la semana pasada se cayó una pena en un pozo y estuvieron como 15 horas para reanimarla.
P: Bueno, iré por Corazones Descorazonados mejor. ¡Muchas gracias! Hasta luego.
Y: De nada. ¡Buen viaje! Y ojalá, no lo tomes como algo personal, hasta nunca.
P: (ríe) Está bien. Hasta nunca. Disfrutá de las alegrías.


domingo, 10 de octubre de 2010

Mueca


Me quedé con tu sonrisa para aplacar el paso del tiempo. Todavía no se dieron cuenta de esa mueca falsa que llevás puesta en la cara.



sábado, 9 de octubre de 2010

Reminiscencias


Cada reminiscencia de aquel pasado comienza a invadir todo el espacio cuando me hundo en la oscuridad de mi habitación y el silencio me susurra al oído que ya no estoy. Entonces empiezo a indagar ese aroma que me transporta a la casa de mi abuela paterna, que siempre me entristecía, y el tufo a amoníaco esparcido en la vereda me vuelve a estrujar el cerebro. “¿Qué es ese olor?”, reitero por undécima vez y ante la undécima respuesta recuerdo la negación que tenía con esa sustancia compuesta por tres átomos de hidrógeno y uno de nitrógeno.
Con el tiempo, ese hedor se convirtió en una fragancia única: la fragancia de mi abuela paterna. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos lo que ve. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos los que ve y que te acaricia los cachetes como nadie. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos los que ve y que te acaricia los cachetes como nadie pero nunca te los aprieta. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos los que ve y que te acaricia los cachetes como nadie pero nunca te los aprieta y que tiene esa risa contagiosa. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos los que ve y que te acaricia los cachetes como nadie, pero nunca te los aprieta y que tiene esa risa contagiosa y que acusa a las enfermeras de robarle sus cosas. La fragancia de mi abuela paterna que siempre te dice que sos una modelito a vos y a todos los que ve y que te acaricia los cachetes como nadie pero nunca te los aprieta y que tiene esa risa contagiosa y que acusa a las enfermeras de robarle sus cosas y que todavía tiene el sentimiento tan encendido que se amarga cuando pierde Independiente. “Sí, vi el partido. Perdimos”, resume indignada mientras me pregunto cómo pasa las horas ahí y cómo pasaré las horas cuando tenga su edad, si podría vivir sólo por el anhelo de ver a mis hijos un ratito más y convencerlos de que cada uno es mi preferido y contagiar a todos con mi pícara risa. Así, como hace la abuela que ahora se topa con reminiscencias de su infancia.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, desaparece esa angustia que siento cuando pienso que sobrevivir es lo peor que me podría pasar. Basta una frase para entender cómo va la vida. “Te acordás cómo tomaba grapa la abuela”, rememora y comienza a reír otra vez. Reminiscencias que se hacen recuerdos más vivaces que la propia realidad. Reminiscencias del amor, la tristeza y todo lo vivido abrigan el frío de ese cuarto lejano, cuya ventana es el pasaje a un pasado que se revive y la revive como una película filmada en cámara lenta que siempre vuelve a empezar.

viernes, 8 de octubre de 2010

Verborragia matinal





Estuvo toda la noche dando vueltas en la cama y pensando cuáles serían las palabras indicadas para un momento tan trascendente en la vida. Uno no se enamora todos los días como tampoco se desenamora de la mañana a la noche, entonces él quería que cada palabra reflejara exactamente todo lo que estaba sintiendo en ese momento. “Que no sea exagerado, pero tampoco tibio. La idea es convencerla, que sienta lo que yo siento”, pensaba entusiasmado con esa ansiedad que le provocaba el tener que encontrar la frase acorde. Siempre le habían sobrado las palabras, pero esta vez era distinto. Él sabía que ese jueves de abril nada sería igual. “Como una bisagra”, creía. Los pensamientos se le mezclaban, igual que las conjugaciones verbales que tendría que emplear para que ella no volviera a malinterpretar su confesión como solía ocurrir cuando estaba entredormida y sin ganas de conversar, cualidad que le había valido el elogio de todos sus amigos. “Una mina que no habla apenas se despierta. ¡Vos sí que sos un afortunado!”, le repetía Tito cada vez que lo veía. Él sonreía para no aclarar que -por sufrir de  verborragia matinal- esa era una de las pocas características que le molestaban de la mujer que lo acompañaba desde hacía exactamente 14 meses y 23 días. 
Como de costumbre, esa mañana el despertador sonó a las 10. Ni un minuto después ya estaba enjuagándose los dientes mientras ella abrazaba la almohada para tratar de dormir un rato más. El chorro de agua contra el lavatorio no lograba acallar el latido de su corazón, que daba tumbos contra el pecho y el omóplato izquierdo... contra el pecho y el omóplato izquierdo como queriendo escapar del cuerpo. “Las palabras correctas”, se repetía mirándose al espejo. Dio media vuelta, asomó la cabeza por la puerta que acababa de atravesar hacía medio segundo y, finalmente, le inyectó el veneno: “Desearía no haberte conocido”.



domingo, 3 de octubre de 2010

Dispuesto


"...Nada de eso; desafío a los presagios. Hasta en la caída de un gorrión interviene una providencia especial. Si esta es la hora, no está por venir; si no está por venir, esta es la hora; y si esta no es la hora, de todos modos llegará. Lo importante es estar dispuesto. Si nadie sigue teniendo lo que abandona, ¿qué importa abandonarlo tarde o temprano? Sea..."


Hamlet
William Shakespeare


sábado, 2 de octubre de 2010

Más que fuego





¡Qué deseo, amor y lujuria
no son pasiones ajenas!
Pero nuestros corazones
encienden más que fuego.