viernes, 25 de agosto de 2017

XXI --- Eduardo Casar

Es probable que tú ya no ilumines
mi rostro y mis papeles.

Es probable que no descifres ya
la misma sorpresa, tal vez la forma
de una mancha de humedad en el muro.

Que atiendas otros ritmos,
la resaca de la ola que rompió en mis oídos
el vuelo silencioso de un ave
igualmente alta y diferente.

Que mires
otra fase de la misma luna, 
los jirones
del alba enrojecida que terminan
en el crepúsculo que puedo estar mirando.

Es probable que no recojas
mi última palabra.
Y es una lástima
porque será tu nombre.