Todavía recuerdo tu cara el día que lo confesé, aunque nunca te preocupó demasiado. Pensabas que era una solución sacada de la galera para espantar el frío que se había apoderado de nuestra cama tras 20 años de matrimonio fiel. “Estoy enamorada de Scarlett Johansson”, dije. Vos no me creíste hasta que armé las valijas y me fui.
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