Ordenando mi corazón me topé con tus palabras, entonces decidí buscarles un lugar para que dejen de estorbar mi presente. Noté que encajaban
milimétricamente en el recoveco libre de mi ventrículo de desilusiones. Tus palabras combinan a la perfección en tono y color con otras mentiras, miradas y promesas de cobardes que le temen al amor y se inventan discursos para convencerse y convencerme de lo que no son ni sienten.
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