viernes, 22 de octubre de 2010

Diálogo entre una paciente cabizbaja y un licenciado en Elogios‏




-Hola, vengo de parte del Dr. Subasu Autoestima, ¿es acá?
-Sí, sí, pase señora.
-Permiso. Usted es… Andrés…
-Andrés Catanzaro. Cuénteme, señora, ¿qué anda pasando?
-Bueno, es que… es que me salió un grano en la frente y hoy tengo una cita.
-Ah, bueno, ¿y cuál es el problema con el grano?
-¿No lo ve, hombre? Mire bien. Creo que se me está saliendo lo poco de cerebro que me queda por ahí.
-Bueno, sí sí, claro que lo veo. Pero señorita, ¿Me permite que la llame señorita?
-Sí, claro, doctor. Usted es el especialista. Haga lo que sea necesario para que se vaya este horrible forúnculo de mi frente. Me dijo el Dr. Loresuelvo Todo que usted es licenciado en Elogios, ¿No? Qué erudito debe ser…
-Sí, sí… licenciado en Elogios, doctorado en Massachusetts. El Dr. Todo es una eminencia, siempre se lo he dicho. Bueno, señorita ¿Me permite que le diga señorita, verdad?
-Sí. Además, si tengo una cita es porque no estoy casada, doctor.
-A mí me parece que el grano está bien ahí donde está. ¿No le han dicho en la calle lo bien que contrasta con lo profundo del negro de sus ojos?
-No, nadie me dijo nada…
-Yo creo que lleva usted el grano con una entereza propia de las reinas de otros tiempos.
-Ayyy.
-Bueno, permítame que se lo diga, señorita. Si me permite, claro, que le diga señorita.
-Me hace sonrojar, doctor. Pero a mí me parece que es bastante desagradable a la vista este grano. Quizás pueda recomendarme alguna crema. Una amiga me sugirió ponerme una curita.
-Cuando usted se sonroja, señorita, hace que el grano parezca un hermoso girasol en un campo de rosas rojas.
-Gracias, doctor. Entiendo que usted es el que sabe acá.
-No agradezca, señorita. La honestidad no es una virtud. Es una obligación. ¿Me permite llamarla, señorita?


FUENTE: De la Compañía Nórdica Titubeante de Idiotas y Genios Ocultos (C.O.N.T.I.G.O)

1 comentario:

Ariel Caravaggio dijo...

Nótese que en la última línea el licenciado en elogios ya no le dice "¿Me permite llamarla señorita?" sino que le pregunta "¿Me permite llamarla, señorita?".

La Compañía Nórdica viene de mal en peor con sus geniales idioteces y sus genialidades idiotas.