Esa
noche estuve despierta hasta las tres de la madrugada, no podía sacarme al extraño del tren de la cabeza. Había algo, algo imposible de explicar que me
intranquilizaba, quizás era la sensación frustrante de haber hablado durante
cinco estaciones sin respiro y ni siquiera saber cuál era su apodo o dónde se
bajaría. Decidí ponerle un nombre a esa cara, a esos ojos marrones intensos que
decían mucho más de lo que podían hablar, a esa voz ronca y ese tono pausado de
expresarse, a esas manos huesudas que se movían en forma resuelta y armónica, a
esa espalda que me había topado accidentalmente. No hay casualidades sino
destinos, recordé haber leído alguna vez en alguna página de Ernesto y sonreí
estúpidamente ( como suelo sonreír cuando pienso algo sin sentido que
sólo se me puede ocurrir durante mis horas de insomnio en las que todo parece
posible o cuando viajo en el tren con ganas de pensar en nada trascendente). Juan,
Antonio, Roberto, Francisco, Luciano, Ricardo, Esteban... La tarea
empezó a tornarse más difícil de lo que parecía... Camilo (me
suena a Cienfuegos, jajaja), Carlos (ni que fuera mi abuelo), Julio,
Rafael... Rafael, Rafael, sí, Rafael me encanta, como el cantante. Yo
soy aquel que cada noche te persigueeeeeeee yo soy aquel que por quererte ya no
viveeeeeeeeeeeeeeeee ¿y cómo es él? ¿de dónde es? ¿a qué dedica el tiempo
libre? toda una vida
te estaría mimando te estaría cuidando como cuido mi
vida que la vivo por ti la noche que me quieras desde el azul del cielo
que dirán de mí cuando yo me vaya qué dirán de mí cuando de la espalda yo
sigo siendo aquel a pesar de las dudas y mi eterna locura yo
sigo siendo aquel eterno caminante que vive en cualquier parte y
muere cada noche un poco que vuelve a equivocarse y vuelve a
levantarse y que ama con la fuerza de un loco yo sigo siendo aquel que
cuando muere el sol la echa de menos yo sigo siendo aquel que va
dejando el alma entre sus besos yo sigo siendo aquel que mira cada noche
las estrellas y siempre les pregunto igual que tantas veces si
está durmiendo ellaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Todas
las canciones vinieron a mí como una catarata de inspiración divina. Esa noche
estuve despierta hasta las tres de la madrugada, no podía sacarme a Rafael de
la cabeza.
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