lunes, 18 de febrero de 2013

------- Entrega VI

A la mañana todo lo que la noche anterior parece posible, real y lógico decanta siempre en la misma conclusión: una total y absurda estupidez fruto de la desesperación por el sueño que anda rondando, pero no termina de llegar. Sin embargo, ese día fue diferente. Rafael me siguió pareciendo un nombre acorde a los rasgos de aquel extraño e incluso una forma práctica para hacer referencia a él, aunque no existiera más que una sola persona en el mundo con la que pudiera ser monotemática hasta el hartazgo y un poco más. Y esa persona estaba ahí riéndose a carcajadas de mis contradicciones, sentada frente a mí en una de las mesas junto a la ventana de Rouge, un barcito de Flores que habíamos empezado a frecuentar hacía un par de meses. 
Adri es la única persona a la que le cuento mi vida sin reservas y por la que podría poner las manos en el fuego sin miedo a quemarme. No voy a extenderme contando que nos conocimos en el jardín de infantes, porque no viene al caso, pero hay algo que siempre rescato porque creo que la describe de pies a cabeza y es que ella fue la única que me defendió cuando me negué a jugar en el rinconcito de la cocina. Ella defendió quizás una de las primeras decisiones que tomé en mi vida sin importarle cuáles eran mis motivos para hacerlo (porque todos sabemos bien que entonces no me preocupaba eso que ahora se nos da por llamar machismo y feminismo). 
Después de una larga charla, tres cervezas y más dudas que antes de empezar nuestra terapia de grupo, nos fuimos a su casa, esa que ya no compartía con Nico, pero que todavía estaba colmada de posters de Boca Juniors. Adri me pidió que me quedara esa noche por si le volvía "esa sensación espantosa de querer tirarse por la ventana". Sabía que esa frase no era más que una infantil arma de manipulación que le funcionaba conmigo, pero acepté sin problemas porque el último tren a Banfield había pasado hacía más de media hora y  desde su casa estaba mucho más cerca para ir al trabajo. "Parecemos dos adolescentes, dormimos juntas como a los 13", le dije entre risas antes de cerrar los ojos y poner cola con cola para ir a dormir.

jueves, 14 de febrero de 2013

Don Quijote de la Mancha--- Miguel de Cervantes Saavedra

"... El amor, según he oído decir, unas veces vuela y otras anda; con éste corre, y con aquél va despacio; a unos entibia, y a otros abrasa; a unos hiere, y a otros mata; en un mesmo punto comienza la carrera de sus deseos, y en aquel mesmo punto la acaba y concluye; por la mañana suele poner el cerco a una fortaleza, y a la noche la tiene rendida, porque no hay fuerza que le resista..."  (Pág. 255)

martes, 5 de febrero de 2013

Escribir

Escribir para provocarte, para hacerte enojar y desentendernos. Escribir para celarte y saber que estás vivo, que el tiempo no ha congelado ese músculo vital que mucho sabe de heridas mortales. Escribir para desintegrarte en un segundo y volver a armarte con letras iracundas. Escribir para liberarme, para soltar mis frustraciones y hacer realidad mi sueño. Escribir para decirte lo no dicho, para escupirte el rencor en la cara, para que limpies tus culpas en mi ausencia. Escribir para aliviar el dolor de la distancia, para acercarme a tu oído y susurrarte mi vida. Escribir para seducirte incorporalmente, para que no olvides quién soy, para que cada palabra sea una bocanada de aire. Escribir para volverte loco hasta morir por asesinar mi recuerdo. 

lunes, 4 de febrero de 2013

------- Entrega V

Esa noche estuve despierta hasta las tres de la madrugada, no podía sacarme al extraño del tren de la cabeza. Había algo, algo imposible de explicar que me intranquilizaba, quizás era la sensación frustrante de haber hablado durante cinco estaciones sin respiro y ni siquiera saber cuál era su apodo o dónde se bajaría. Decidí ponerle un nombre a esa cara, a esos ojos marrones intensos que decían mucho más de lo que podían hablar, a esa voz ronca y ese tono pausado de expresarse, a esas manos huesudas que se movían en forma resuelta y armónica, a esa espalda que me había topado accidentalmente. No hay casualidades sino destinos, recordé haber leído alguna vez en alguna página de Ernesto y sonreí estúpidamente ( como suelo sonreír cuando pienso algo sin sentido que sólo se me puede ocurrir durante mis horas de insomnio en las que todo parece posible o cuando viajo en el tren con ganas de pensar en nada trascendente)Juan, Antonio, Roberto, Francisco, Luciano, Ricardo, Esteban... La tarea empezó a tornarse más difícil de lo que parecía... Camilo (me suena a Cienfuegos, jajaja), Carlos (ni que fuera mi abuelo), Julio, Rafael... Rafael, Rafael, sí, Rafael me encanta, como el cantante. Yo soy aquel que cada noche te persigueeeeeeee yo soy aquel que por quererte ya no viveeeeeeeeeeeeeeeee ¿y cómo es él? ¿de dónde es? ¿a qué dedica el tiempo libre? toda una vida te estaría mimando te estaría cuidando como cuido mi vida que la vivo por ti la noche que me quieras desde el azul del cielo que dirán de mí cuando yo me vaya qué dirán de mí cuando de la espalda yo sigo siendo aquel a pesar de las dudas y mi eterna locura yo sigo siendo aquel eterno caminante que vive en cualquier parte y muere cada noche un poco que vuelve a equivocarse y vuelve a levantarse y que ama con la fuerza de un loco yo sigo siendo aquel que cuando muere el sol la echa de menos yo sigo siendo aquel que va dejando el alma entre sus besos yo sigo siendo aquel que mira cada noche las estrellas y siempre les pregunto igual que tantas veces si está durmiendo ellaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. 
Todas las canciones vinieron a mí como una catarata de inspiración divina. Esa noche estuve despierta hasta las tres de la madrugada, no podía sacarme a Rafael de la cabeza.