viernes, 13 de noviembre de 2015

Fahrenheit 451- Ray Bradbury (1953)

El Mar es Fe 
Estuvo una vez lleno, envolviendo la tierra. 
Yacía como los pliegues de un brillante manto dorado 
Pero, ahora, sólo escucho 
Su retumbar melancólico, prolongado, lejano, 
En receso, al aliento 
Del viento nocturno, junto al melancólico borde 
De los desnudos guijarros del mundo. 
Oh, amor, seamos sinceros 
El uno con el otro. 
Por el mundo que parece 
Extenderse ante nosotros como una tierra de ensueños,
Tan diversa, tan bella, tan nueva, 
Sin tener en realidad ni alegría, ni amor, ni luz, 
Ni certidumbre, ni sosiego, ni ayuda en el dolor; 
Y aquí estamos nosotros como en lóbrega llanura,
Agitados por confusos temores de lucha y de huida 
Donde ignorantes ejércitos se enfrentan cada noche.

lunes, 20 de julio de 2015

El último encuentro --- Sándor Márai

"...Porque la amistad no es un estado de ánimo. La amistad es una ley humana muy severa. En la Antigüedad, era la ley más importante, y en ella se basaba todo el sistema jurídico de las grandes civilizaciones. Más allá de las pasiones, de los egoísmos, esta ley, la ley de la amistad, prevalecía en el corazón de los hombres. Era más poderosa que la pasión que une a hombres y a mujeres con fuerza desesperada; la amistad no podía conducir al desengaño, porque en la amistad no se desea nada del otro; se puede matar a un amigo, pero la amistad nacida entre dos personas en la infancia no la puede matar ni siquiera la muerte, puesto que su recuerdo permanece en la consciencia de los hombres, como permanece el recuerdo de una hazaña discreta, que no se puede expresar con palabras. Así es, la amistad es una hazaña, en el sentido fatal y silencioso de la palabra, donde no resuenan ni sables ni espadas: una hazaña, como cualquier otra actitud desinteresada...".

miércoles, 8 de julio de 2015

El último encuentro --- Sándor Márai

"Existe demasiada tensión en los corazones humanos, demasiada pasión, demasiado deseo de venganza. Miremos dentro de nuestros corazones: ¿qué es lo que encontramos? Pasiones que el tiempo sólo ha conseguido atenuar, pero no apagar. ¿Con qué derecho esperamos algo distinto del mundo, de los demás? Nosotros dos, sabios y viejos, ya al final de nuestra vida, también deseamos la venganza... ¿la venganza contra quién? Del uno contra el otro, o de los dos contra el recuerdo de alguien que ya no existe. Qué pasiones más estúpidas. Y sin embargo, están vivas en nuestros corazones...".




"...La mujer que has escogido está sentada, inmóvil, en un rincón, mirándote. Son capaces de permanecer sentadas así, inmóviles, mirándote, durante horas. Al principio no prestas atención. Luego te pones nervioso y le ordenas que salga. Pero tampoco sirve: sabes que continúa sentada en otra parte de la casa, en otra habitación, y que te sigue mirando incluso a través de las paredes. Tienen los ojos castaños, muy grandes, como los perros tibetanos, esas bestias taciturnas que son las más insidiosas de la tierra. Te miran con sus ojos brillantes, tranquilos, y vayas por donde vayas, sientes su mirada encima, como si alguien te estuviese persiguiendo con unos rayos maléficos...".

sábado, 20 de junio de 2015

Des-encuentros

Hay encuentros que son desencuentros, donde uno intenta buscar lo que jamás podría hallar, simplemente porque no existe. Hay encuentros que son desencuentros y entonces aprendemos que ya no queda un resto de entendimiento en nosotros, que somos el triste espejo de su derrota. Hay encuentros que son desencuentros, rutas paralelamente infinitas donde nunca llegamos a la intersección. Y está mi mirada abarrotada de gritos y está tu voz altisonante colmada de excusas. Y no hay retorno para que los desencuentros aniquilen su "des".

sábado, 13 de junio de 2015

Integral --- José Saramago

Por un segundo, sólo, no ser yo:
Ser bicho, piedra, sol, u otro hombre,

Dejar de ver el mundo desde esta altura,
Pesar el más y el menos de otra vida.

Por un segundo, sólo, otros ojos,
Otra forma de ser y de pensar,
Olvidar cuanto sé, de la memoria
Nada dejar, ni el saberla perdida.

Por un segundo, sólo, otra sombra,
Otro perfil en el muro que separa,
Gritar con otra voz otra amargura,
Cambiar por muerte la muerte prometida.

Por un segundo, sólo, encontrar
En tu cuerpo mudado el cuerpo mío,
Por un segundo, sólo, y no más:
Por desearte más, ya conocida.

jueves, 23 de abril de 2015

Historias Inconscientes --- Gabriel Rolón

"El hombre no es más que un sujeto sujetado a su inconsciente por las cadenas del lenguaje y, a partir de este hecho, la libertad se vuelve imposible. Y tal vez éste sea uno de los más grandes retos de la condición humana: soñar, luchar e incluso dar la vida por una libertad que está, desde el vamos, perdida para siempre".


sábado, 21 de marzo de 2015

Sueños recursivos

En una noche plagada de sueños recursivos, vuelvo a completar el destino de aquella vieja historia en mis fantasías inconscientes. Por primera vez, después de muchos años, nos reencontramos. Los dos estamos exactamente iguales, pero algo es diferente. Nos saludamos como si fuéramos grandes amigos, pero me abruma verte con ella, como si alguna certeza inexplicable encendiera una alerta en mi interior, una alarma inquietante que parece confirmar mis celos y tus mentiras. Y me despierto en medio de ese circo ficcional y la realidad me acecha agazapada tras la mesa de luz mientras intento iluminar la absoluta oscuridad de mi cuarto. Entonces, sólo cuando la luz penetra mis ojos hinchados, me reincorporo y el dejavú se vuelve un sentimiento tormentoso y frustrante. Calmo mi respiración e intento dormirme otra vez para decirte todo lo que no pude pronunciar anteriormente en mi sueño recursivo, pero cualquier esfuerzo es vano, mi mente está decidida a boicotear ese deseo una vez más.

martes, 17 de febrero de 2015

La tregua --- Mario Benedetti

"Sábado 13 de julio 
Ella está a mi lado, dormida. Estoy escribiendo en una hoja suelta, esta noche lo pasaré a la libreta. Son las cuatro de la tarde, el final de la siesta. Empecé a pensar en una comparación y terminé con otra. Está aquí, al lado mío, el cuerpo de ella. Afuera hace frío, pero aquí la temperatura es agradable, más bien hace calor. El cuerpo de ella está casi al descubierto, la frazada y la sábana se han deslizado hacia un costado. Quise comparar este cuerpo con mis recuerdos del cuerpo de Isabel. Evidentemente, eran otras épocas. Isabel no era delgada, sus senos tenían volumen, y por eso caían un poco. Su ombligo era hundido, grande, oscuro, de márgenes gruesos. Sus caderas eran lo mejor, lo que más me atraía; tengo una memoria táctil de sus caderas. Sus hombros eran llenos, de un blanco rosáceo. Sus piernas estaban amenazadas por un futuro de várices, pero todavía eran hermosas, bien torneadas. Este cuerpo que está a mi lado no tiene absolutamente ningún rasgo en común con aquél. Avellaneda es flaca, su busto me inspira un poquito de piedad, sus hombros están llenos de peas, su ombligo es infantil y pequeño, sus caderas también son lo mejor (¿o será que la caderas siempre me conmueven?), sus piernas son delgadas, pero están bien hechitas. Sin embargo, aquel cuerpo me atrajo y éste me atrae. Isabel tenía en su desnudez una fuerza inspiradora, yo la contemplaba e inmediatamente todo mi ser era sexo, no había por qué pensar en otra cosa. Avellaneda tiene en su desnudez una modestia sincera, simpática e inerme, un desamparo que es conmovedor. Me atrae profundamente, pero aquí el sexo es sólo un tramo de la sugestión, del llamamiento. La desnudez de Isabel era una desnudez total, más pura quizás. El cuerpo de Avellaneda es una desnudez con actitud, ya que ésta es por lo menos la mitad de su atractivo. Tener a Isabel entre los brazos significaba abrazar un cuerpo sensible a todas las reacciones físicas y capaz también de todos los estímulos lícitos. Tener en mis brazos la concreta delgadez de Avellaneda, significa abrazar además su sonrisa, su mirada, su modo de decir, el repertorio de su ternura, su reticencia a entregarse por completo y las disculpas por su reticencia. Bueno, ésa era la primera comparación. Pero vino la otra, y esa otra me dejó gris, desanimado. Mi cuerpo de Isabel y mi cuerpo de Avellaneda. Qué tristeza. Nunca he sido un atleta, líbreme Dios. Pero aquí había músculos, aquí había fuerza, aquí había piel lisa, tirante. Y sobre todo no había tantas otras cosas que desgraciadamente ahora hay. Desde la calvicie desequilibrada (el lado izquierdo es el más desierto), la nariz más ancha, la verruga del cuello, hasta el pecho con islas pelirrojas, el vientre retumbante, los tobillos varicosas, los pies con incurable, deprimente micosis. Frente a Avellaneda no me importa, ella me conoce así, no sabe cómo he sido. Pero me importa ante mí, me importa reconocerme como un fantasma de mi juventud, como una caricatura de mí mismo. Hay una compensación quizá: mi cabeza, mi corazón, en fin, yo como ente espiritual, quizá sea un poco mejor que en los días y las noches de Isabel. Sólo un poco mejor, tampoco conviene ilusionarse demasiado. Seamos equilibrados, seamos objetivos, seamos sinceros, vaya. La respuesta es: "¿Eso cuenta?". Dios, si es que existe, debe estar allá arriba haciéndose cruces. Avellaneda (oh, ella existe) está ahora acá abajo abriendo los ojos..." 

(Pág. 102- 103)

lunes, 16 de febrero de 2015

La tregua --- Mario Benedetti

"Domingo 7 de julio

Un día de sol espléndido, casi otoñal. Fuimos a Carrasco. La playa estaba desierta, tal vez, debido a que, en pleno julio, la gente no se anima a creer en el buen tiempo. Nos sentamos en la arena. Así con la playa vacía, las olas se vuelven imponentes, son ellas solas las que gobiernan el paisaje. En ese sentido me reconozco lamentablemente dócil, maleable. Veo ese mar implacable y desolado, tan orgulloso de su espuma y de su corazón, apenas mancillado por gaviotas ingenuas, casi irreales, y de inmediato me refugio en una irresponsable admiración. Pero después, casi enseguida, la admiración se desintegra, y paso a sentirme tan indefenso como una almeja, como un canto rodado. Ese mar es una especie de eternidad. Cuando yo era niño, él golpeaba y golpeaba, pero también golpeaba cuando era niño mi abuelo. Una presencia móvil pero sin vida. Una presencia de olas oscuras, insensibles. Testigo de la historia, testigo inútil porque no sabe nada de la historia. ¿Y si el mar fuera Dios? También un testigo insensible. Una presencia móvil pero sin vida. Avellaneda también lo miraba, con el viento en el pelo, sin pestañear: "Vos, ¿creés en Dios?", dijo continuando el diálogo que había iniciado yo, mi pensamiento. "No sé, yo querría que Dios existiese. Pero no estoy seguro. Tampoco estoy seguro de que Dios, si existe, vaya a estar conforme con nuestra credulidad a partir de algunos datos desperdigados e incompletos". "Pero si es tan claro. Vos te complicás porque querés que Dios tenga rostro, manos, corazón. Dios es un común denominador. También podríamos llamarlo la Totalidad. Dios es esta piedra, mi zapato, aquella gaviota, tus pantalones, esa nube, todo". "Y eso ¿te atrae? ¿Eso te conforma?" "Por lo menos me inspira respeto". "A mí no. No puedo figurarme a Dios como una gran Sociedad Anónima...". 

(Pág. 99- 100)


FOTO: L.H

domingo, 15 de febrero de 2015

Also sprach el señor Núñez --- Abelardo Castillo


"... -Cuando un hombre descubre, por un hecho casual, o por la síntesis reflexiva de sus descubrimientos cotidianos, comprende que el mundo está mal hecho, que el mundo, digamos, es una cloaca, tiene que elegir entre tres aptitudes: o lo acepta, y es un perfecto canalla como ustedes, o lo transforma, y es Cristo o Lenin, o se mata. Señores míos, yo vengo a proponerles que demos el ejemplo y nos matemos de inmediato..."

jueves, 5 de febrero de 2015


Amo la noche porque siempre nos encuentra unidos, esperanzados como el mar cuando renueva su oleaje. Amo el mar porque en sus olas, fervientes amantes del viento del sur, volvemos a ser niños los dos. Amo el viento que ataca sin tregua nuestro andar despreocupado y jamás nos vence, juntos el viento es una suave brisa de verano.

domingo, 4 de enero de 2015

Las palabras

"Las palabras, al igual que el agua, son unas conductoras maravillosas de energía. La que más poder transformador tiene es la amorosa".

Laura Esquivel