H: ¡Buenos días, Señor!
D: Buenos y santos, ¿en qué lo puedo ayudar?
H: Mmm... estoy buscando un novio.
D: ¿Eso es todo?
H: Sí.
D: ¿Algún requisito? ¿Rubio o morocho?
H: Es lo mismo, Señor.
D: ¿De qué estatura?
H: En lo posible más alto, pero si es bajo está bien también.
D: ¿Gordo o flaco?
H: Mientras sea un hombre sano.
D: ¿Alguna nacionalidad en especial?
H: No tengo problemas con eso, Señor.
D: ¿Negro o blanco?
H: Lo que usted disponga está bien para mí, lo esencial es invisible a los ojos.
D: ¡Me parece muy bien! ¿Activo o pasivo?
H: (sonrojándose) ¡Señor, qué dice, por favor, baje la voz! No es el deseo carnal lo que me trajo hasta acá.
D: A mí no me engañe que yo entiendo de estas cosas.
H: Pero... ¡¿usted...?!
D: No pasa nada, en mi Casa nadie escucha. Diga nomás...
H: ¿No era que el Espíritu Santo...?
D: Pero, por favor, hombre, no sea ingenuo. Si los hice a semejanza. Piense un poco.
H: Entonces..., ¿usted estuvo con María? (haciendo el gesto con las manos)
D: ¡Cruz Diablo! Mire lo que me hace decir. No, hombre, José se ocupó del trabajo sucio.
H: (dubitativo) Entonces, ¿por qué dice que entiende de estas cosas?
D: A veces son cuadraditos ustedes. Se la pasan discutiendo si existo o no, si soy hombre o mujer, pero nadie jamás se pregunta si soy gay.
H: ¿¡Cómo!? Pero eso de que lo natural entre el hombre y la mujer es...
D: (interrumpiéndolo) Haz lo que yo digo, no lo que yo hago. ¿No es así el refrán?
H: Sí, pero... entonces, ¿sos gay, Señor?
D: Lo dejo a tu criterio (guiñándole un ojo).
H: ¿Activo o pasivo?
AROMAS, MUNDOS, CANCIONES, CARICIAS, LIBROS, LOCURAS, PALABRAS Y AMORES COMO PUENTES PARA ALCANZAR LO QUE HASTA HOY ERA IMPOSIBLE...
viernes, 14 de junio de 2013
miércoles, 5 de junio de 2013
La pasión
Con el tiempo aprendés que la pasión no es más fuerte e inquebrantable en el que grita más alto o en el que se sube al alambrado a hacer gestos obscenos. La pasión no es saberse de memoria cada una de las canciones, ni enumerar a los jugadores según su posición en el campo de juego. Hay algo que va mucho más allá y que no se contabiliza en la cantidad de puteadas al árbitro. La pasión es esa sensación inexplicable que se despierta cuando empezás a vestirte para ir a la cancha y pensás que una media con una pintita de otro color puede jugarte una mala pasada. La pasión te indica que si tirás el chicle antes de que termine el partido el club de tus amores puede perder, entonces mantenés la cábala y te arriesgás a una operación de mandíbula por un gol en ese momento. La pasión es el deseo caprichoso e irremediable de darlo todo afuera, aunque no dependa de vos lo que pase adentro. La pasión es eso que te lleva a mantener la esperanza viva hasta el último segundo, aunque las estadísticas y los escépticos se empeñen en convencerte de que ya estás en la B.
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