martes, 30 de septiembre de 2014

Cincuenta sombras liberadas --- E. L. James

"...Oigo un golpe en la puerta que me devuelve a la realidad. Entonces veo una maraña de largo pelo castaño, pálidas extremidades y botas marrones que aterriza de bruces en mi despacho. Pongo los ojos en blanco y reprimo la irritación que me sale naturalmente ante tal torpeza. Me acerco enseguida a la chica, que está a cuatro patas en el suelo. La sujeto por los hombros delgados y la ayudo a levantarse. 
Unos ojos azul luminoso, claros y avergonzados, se encuentran con los míos y me dejan petrificado. Son de un color de lo más extraordinario, un azul empolvado cándido, y durante un momento horrible me siento como si pudieran ver a través de mí. Me siento...expuesto. Qué desconcertante. Tiene la cara pequeña y dulce y se está ruborizando con un inocente rosa pálido. Me pregunto un segundo si toda su piel será así, tan impecable, y qué tal estará sonrosada y caliente después de un golpe con una caña. Joder. Freno en seco mis díscolos pensamientos, alarmado por la dirección que están tomando. Pero, ¿qué coño estás pensando, Grey? Esta chica es demasiado joven. Me mira con la boca abierta y yo vuelvo a poner los ojos en blanco...".


18-08-2014 / 29-09-2014 --------------------------------------------------------Fin de la trilogía

sábado, 20 de septiembre de 2014

El mar --- Pablo Neruda

NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Cincuenta sombras más oscuras --- E. L. James

"Me quedo con la boca abierta. La buhardilla está irreconocible. La habitación está llena de flores... hay flores por todas partes. Alguien ha creado un maravilloso emparrado de preciosas flores silvestres, entremezcladas con centelleantes luces navideñas y farolillos que inundan la habitación de un fulgor pálido y tenue.
Vuelvo la cara para mirarle, y él me está observando con una expresión inescrutable. Se encoge de hombros.
-Querías flores y corazones- murmura.
Apenas puedo creer lo que estoy viendo.
-Mi corazón ya lo tienes.- Y hace un gesto abarcando la habitación.
-Y aquí están las flores- susurro terminando la frase por él. Cristian, es precioso.
No se me ocurre que más decir. Tengo un nudo en la garganta y las lágrimas inundan mis ojos.
Tirando suavemente de mi mano me hace entrar, y antes de que pueda darme cuenta, le tengo frente a mí con una rodilla hincada en el suelo. ¡Dios santo... Esto sí que no me lo esperaba! Me quedo sin respiración.
El saca un anillo del bolsillo interior de la chaqueta y levanta sus ojos grises hacia mí, brillantes, sinceros y cargados de emoción.
-Anastasia Steele. Te quiero. Quiero amarte, honrarte y protegerte durante el resto de mi vida. Sé mía. Para siempre. Comparte tu vida conmigo. Cásate conmigo.
Le miro parpadeando, y las lágrimas empiezan a resbalar por mis mejillas. Mi Cincuenta, mi hombre. Le quiero tanto. Me invade una inmensa oleada de emoción, y lo único que soy capaz de decir es:
-Sí...".

martes, 2 de septiembre de 2014

Cincuenta sombras de Grey --- E. L. James

"Llega el ascensor y entramos. Estamos solos. De pronto, por alguna inexplicable razón, probablemente por estar tan cerca en un lugar tan reducido, la atmósfera entre nosotros cambia y se carga de eléctrica y excitante anticipación. Se me acelera la respiración y el corazón me late a toda prisa. Gira un poco la cara hacia mí con ojos totalmente impenetrables. Me muerdo el labio.
-A la mierda el papeleo- brama.
Se abalanza sobre mí y me empuja contra la pared del ascensor. Antes de que me dé cuenta, me sujeta las dos muñecas con una mano, me las levanta por encima de la cabeza y me inmoviliza contra la pared con las caderas. Madre mía. Con la otra mano me agarra del pelo, tira hacia abajo para levantarme la cara y pega sus labios a los míos. Casi me hace daño. Gimo, lo que le permite aprovechar la ocasión para meterme la lengua y recorrerme la boca con experta pericia. Nunca me han besado así. Mi lengua acaricia tímidamente la suya y se une a ella en una lenta y erótica danza de roces y sensaciones, de sacudidas y empujes. Levanta la mano y me agarra la mandíbula para que no mueva la cara. Estoy indefensa, con las manos unidas por encima de la cabeza, la cara sujeta y sus caderas inmovilizándome. Siento su erección contra mi vientre. Dios mío... Me desea. Cristian Grey, el dios griego, me desea, y yo lo deseo a él, aquí... ahora, en el ascensor. 
-Eres... tan...dulce- murmura entrecortadamente.
El ascensor se detiene, se abre la puerta, y en un abrir y cerrar de ojos me suelta y se aparta de mí. Tres hombres trajeados nos miran y entran sonriéndose. Me late el corazón a toda prisa. Me siento como si hubiera subido corriendo por una gran pendiente. Quiero inclinarme y sujetarme las rodillas, pero sería demasiado obvio...".