martes, 26 de noviembre de 2013

Magnetismo

Distanciándose como imanes que se repelen en cámara lenta,  uno de los dos dice esa última palabra, que nunca es chau ni adiós, porque saben que siempre habrá algún otro encuentro inesperado. Y es inexplicablemente tormentoso nunca poder recordar la boca que pronuncia el último signo de esa sintonía de frases que se disparan para evitar indecorosos silencios y dicen mucho de lo que callan, esa boca que intenta escapar de las miradas que alguna vez encendieron fuegos inextinguibles. Y en cada encuentro casual, aunque no quedan ni las cenizas del recuerdo, el aire huele más a deseo que a pura coincidencia.

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