miércoles, 14 de marzo de 2012

Me robaron las palabras



Me robaron las palabras, esa suma indefinible de signos, la novela que nunca volveré a escribir. Me robaron mil líneas de texto en hojas virtuales con olor a café. Vuelvo a sentarme frente al monitor, que ya no es el mismo, y sólo surge aquel comienzo: "Habíamos quedado en encontrarnos a las seis, pero nunca llegó". Y ya no las encuentro. No están debajo de la cama ni en la suciedad que se acumula sobre la heladera. Me robaron las palabras, pero vive en mí la idea de esa historia  y la obsesión de escribir para nadie, o quizás para que se roben mis palabras y deba recomenzar lo que jamás concluiría.

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