En una noche plagada de sueños recursivos, vuelvo a completar el destino de aquella vieja historia en mis fantasías inconscientes. Por primera vez, después de muchos años, nos reencontramos. Los dos estamos exactamente iguales, pero algo es diferente. Nos saludamos como si fuéramos grandes amigos, pero me abruma verte con ella, como si alguna certeza inexplicable encendiera una alerta en mi interior, una alarma inquietante que parece confirmar mis celos y tus mentiras. Y me despierto en medio de ese circo ficcional y la realidad me acecha agazapada tras la mesa de luz mientras intento iluminar la absoluta oscuridad de mi cuarto. Entonces, sólo cuando la luz penetra mis ojos hinchados, me reincorporo y el dejavú se vuelve un sentimiento tormentoso y frustrante. Calmo mi respiración e intento dormirme otra vez para decirte todo lo que no pude pronunciar anteriormente en mi sueño recursivo, pero cualquier esfuerzo es vano, mi mente está decidida a boicotear ese deseo una vez más.